No vuelvas a la esclavitud.

Devocional en Galatas 4:8-20

Antes yo no veía a Dios. Realmente no lo conocía, ni reconocía, ni comprendía quién es El... No entendía nada; y entonces me hice esclava de quien no es Dios.

Ahora, he llegado a conocerlo de verdad, lo siento... lo sé y lo comprendo. Y no tanto por mi conocimiento es que viene esta comprensión sino por la decisión de obedecerle sujetándome a él. No puedo dar un paso atrás.

Entonces, si ahora lo conocemos y hemos vivido en carne propia su amor y perdón ¿cómo somos capaces de regresar a lo que nos debilita? ¿Por qué regresamos a lo que nos aleja de él? El mundo está lleno de elementos con pobres fundamentos que nos frustran y derrumban.
¿A esto queremos regresar? Porque estamos a punto de cometer los errores de siempre... Lo deseamos, lo queremos y nos gusta... Pero ¡conocemos las consecuencias!
¿Preferimos elegir esto y alejarnos nuevamente de nuestro origen? ¿Alejarnos de lo que Dios nos envía de lo alto y regalar nuestro gozo y hacernos esclavos de alguien más?... ¡NO!

¿De qué sirve entonces ser observadores y "cuidarnos" tratando de no dar un paso atrás si nos siguen dando ganas de volver al lodo?
Regresar a los mismos hábitos disfrazados con otra cara y otro nombre.
No podemos hacer igual... No funciona... Si nos alejamos de Dios NO funcionamos.

¿De qué sirve que estés "cuidándote" en tus fuerzas?
Dios es el que mientras yo creo, él hace...